Fitoterapia. Plantas medicinales con sus nombres, descripción, familias, usos, aplicaciones, floración, etc. Remedios caseros con plantas medicinales. Documentación adicional sobre plantas medicinales. Fórmulas magistrales.

Plantas medicinales

Guía para el cultivo de plantas carnívoras

Semillas

Estas plantas viven en un ambiente extremadamente pobre en nutrientes.

De ahí, que sus semillas, concebidas con gran esfuerzo por su parte, sean de un tamaño minúsculo.

Lo diminuto de estas futuras plantas es lo primero que sorprende al neófito, especialmente si al hablar de semillas piensa en guisantes o alubias.

Por tanto, sed muy cuidadosos al abrir el sobre con las semillas que acabáis de adquirir. Cuántas habrán ido a parar no sé dónde, a causa de una apertura atropellada del envoltorio, fruto de una ilusión que acabará de forma súbita con el proyecto.

Las semillas de Dionea son pequeñas perlitas negras, fáciles de manipular al igual que las rubias y rugosas semillas de Sarracenia.

Las de Drosera son extraordinariamente pequeñas como partículas de polvo, fáciles de perder si se manipulan sin cuidado.

Semillas de Drosera capensis

Cortad el sobrecillo con unas tijeras por un lado y dejad caer las semillas sobre un papel blanco.

Se pueden sembrar juntas Sarracenias, Droseras y Dioneas cuando sean mayores ya las separaréis.

Son carnívoras pero no caníbales, no se comen entre ellas, sólo les interesan los insectos.

Una buena parte de las semillas nacerán pronto si se siembran en verano, pero una parte de ellas lo pueden hacer a la primavera siguiente.

Así que no tiréis el substrato donde las habéis sembrado hasta pasado un año como mínimo. Durante el cual irán apareciendo plántulas que germinan gradualmente.

En especial las de Sarracenia necesitan el frío del invierno para poder germinar en primavera.

Hacerlas pasar frió para acelerar la germinación es lo que muchos llaman proceso de estratificación.

Si se dejan a la intemperie en un invierno peninsular convencional sobre el sustrato la estratificación se produce de una forma natural, sin todas las historias de neveras y bolsas de plástico que te cuentas en muchos sitios.

En la naturaleza la estratificación se realiza de forma natural como es lógico sin la intervención de nadie.

Será necesario intervenir, cuando las has adquirido en época cálida/templada o si el clima es tropical (Canarias por ejemplo) con temperaturas invernales demasiado altas y humedades bajas. En este caso sembradlas normalmente en su maceta y envolved ésta en una bolsa de plástico transparente, y dejadlas un mes en la nevera para hacerles creer que están en un invierno como el que tenemos en la península, cuando las saquéis de la nevera creerán que ha llegado la primavera e iniciaran el proceso de germinación.

Substrato

El suelo donde viven estas plantas es ácido (PH 5-6) y sin nutrientes.

El substrato que utilizo para cultivo y siembra se compone de:

1 Parte de perlita

1 Parte de arena silícea (no calcárea)

1 Parte de turba

Esto admite una gran tolerancia, si queréis hacerlo sólo con turba, se puede hacer, pero siempre circulará mejor el agua con arena.

La perlita (o tierra volcánica menuda, si queréis) ayuda a mantener la humedad, superando los descuidos de riego.

Para saber si el grado de humedad del suelo es el correcto, presionadlo con el dedo, debe rezumar agua como una esponja empapada.

Maceta

Recordemos que son plantas de pantano y necesitan agua en abundancia.

Muchos autores recomiendan el empleo de macetas de plástico de 15 cm. de diámetro con plato inferior capaz de mantener una altura de agua entre 2 - 3 cm.

La maceta debe reposar sobre ese plato con agua que mantendrá el substrato permanentemente empapado.

Esta recomendación tan difundida tiene varios problemas.

La práctica demuestra que con el plato inferior el grado de humedad del substrato es insuficiente, se producen descuidos de riego con facilidad, pueden criarse mosquitos y se pierde mucha agua por evaporación.

Un despilfarro y problemas que hay que evitar.

Truco del veterano:

Recomiendo sustituir el plato inferior por un recipiente de plástico que encaje con la maceta.

Una taza o una garrafa de plástico cortada por la mitad, funcionan perfectamente.

Con ello mantenemos y controlamos el nivel de agua bajo la maceta, garantizando la humedad del suelo.

Ningún bicho acudirá a esta agua a saciar sus necesidades y evitamos su perdida por evaporación. Genial.

Agua

Estas plantas de pantano deben vivir en un substrato permanentemente empapado de agua. Veamos cómo debe ser esa agua.

Es fundamental que el agua empleada para el riego sea "no alcalina".

El agua del grifo suele contener cal y cloro, en diferentes proporciones según la localidad. Informaros del tipo de agua que tenéis en vuestro domicilio.

Los afortunados que dispongáis de agua del grifo "no alcalina" podéis utilizarla para regar tranquilamente, una vez liberada del cloro.

El cloro desaparece dejando reposar el agua unos días.

La cal por mucho que dejes reposar el agua sigue allí.

Si el agua domestica de que dispones es alcalina, deberás utilizar otros tipos de agua.

En mi caso, recolecto toda el agua de lluvia que puedo y con ella riego las plantas.

Si, a causa de la pertinaz sequía que nos asola, se terminan las reservas puedo regar con agua alcalina del grifo. (Solo como medida de emergencia)

Regar con agua de mala calidad no debe ser lo habitual. La cal acabaría dañando las plantas.

Otros tipos de agua que podéis tener a mano y que son ideales para el riego son la generada por el aire acondicionado (tuyo, del vecino o del supermercado de la esquina), también algunas secadoras generan agua como subproducto. Estas aguas son tan adecuadas como la de lluvia para regar las plantas sin intoxicarlas de cal.

Como siempre lo natural es lo mejor: si llueve encima de nuestras plantas, perfecto.

La lluvia elimina plagas de pulgón y otros bichos indeseables que paradójicamente pueden fastidiar a nuestras plantas.

A las droseras, como excepción, evito que les llueva encima. La lluvia elimina el néctar pegajoso y las pobres deben volver a generarlo para conseguir su sustento.

Sol

En los primeros meses de vida es mejor una situación a media sombra.

Las plántulas crecen divinamente al pie de las plantas mayores (sus padres o no), que además de cariño y consuelo, les dan ese sol y sombra ideal en el primer año de vida.

Pasado el primer año, cuando ya tienen unos centímetros de diámetro dales tanto sol como puedas. Son plantas que requieren mucha luz cuando son adultas.

No temas que se achicharren, aguantan más el sol mejor que nosotros, y sin cremas. Eso sí, que no se seque el substrato a causa del calor.

Si en verano su posición no es muy soleada, no pasa nada grave, simplemente su coloración será menos espectacular.

Si la falta de luz es en invierno pueden aparecer hongos y la planta estará indefensa, como todos cuando dormimos.

Invierno

No olvidemos nunca, y menos en invierno, que estamos hablando de plantas de exterior.

Con los primeros fríos estas plantas cesan en su crecimiento e inician la fase de letargo invernal.

Muy a menudo en esta fase de descanso invernal, el propietario puede interpretar que la planta se ha ido al otro barrio. Así es cómo van a parar a la basura multitud de plantas y las ilusiones de inexpertos cultivadores.

Es necesario y vital que duerman en invierno, como nosotros por la noche.

En un lugar cálido o dentro de casa, no podrían descansar por exceso de temperatura. Les sentaría fatal.

Imagínate que alguien no te deje dormir porque le hace mucha gracia verte despierto, te acabarías muriendo y se acabó la gracia.

En los países tropicales o subtropicales, los aficionados a estas plantas las tienen que poner unas semanas en la nevera para engañarlas y que descansen. Tema realmente conflictivo, en especial cuando tengas que oír los comentarios de quienes comparten la nevera contigo.

El hábitat natural de estas plantas es soleado, de veranos calurosos e inviernos con heladas, pero siempre con mucha humedad.

En España, con nuestro clima templado no hay que preocuparnos por la temperatura, basta con mantener las condiciones de humedad típicas de los pantanos.

No temáis por el frío, he tenido todas estas especies a temperaturas de -10 grados Centígrados, y como si tal cosa.

Bajo cero el substrato llega a congelarse, lo que era turba húmeda se convierte en un bloque de tierra helada, dura como una piedra.

La planta en esa época duerme y le da igual el frío o que venga la tuna a darle un recital.

Procurad que le dé el sol para evitar que algún hongo la ataque mientras duerme, eso es todo.

Siembra

El ambiente de siembra es el mismo que el de cultivo, con algo menos de insolación. La substrato debe mantenerse empapado y semi-soleado.

Las semillas se depositan sobre el substrato bien esparcidas para evitar aglomeraciones cuando nazcan.

Aunque no hace falta, se pueden cubrir con una finísima (menos de 1mm.) capa de turba para incrementar la humedad.

Muy importante, evitemos los típicos chaparrones de verano sobre las semillas, las pueden barrer y se acabó la diversión.

La época ideal de siembra es en invierno. La semilla percibirá los rigores invernales que la estimularán a iniciar su actividad vegetativa cuando mejores las condiciones de luz y temperatura.

De hecho se puede sembrar en cualquier época. Caso de hacerlo en verano, las plantas nacerán en la misma temporada, pasando su primer invierno en una fase muy juvenil. No hay problema si nos aseguramos unas temperaturas mínimas invernales no excesivamente frías y una exposición soleada.

Abonado y alimentación

Las plantas de pantano viven en suelos con alimento cero, prácticamente sin nutrientes. Ésta es la diferencia clave con el resto de plantas de jardín que conocemos.

Añadir abono al suelo es letal para estas plantas. Nunca, bajo ningún concepto, utilizar fertilizantes.

Ellas ya saben lo que tienen que hacer para alimentarse, por eso se han vuelto carnívoras.

En estado salvaje no les hace ninguna falta que nadie les ponga bichos en la boca. Saben hacerlo ellas solas, llevan años practicando y tienen todo el tiempo del mundo para pillar algún insecto despistado.

Lo dicho es la teoría, pero como todos somos humanos y tenemos nuestras debilidades, a menudo irrefrenables, ocasionalmente les daremos algún bicho.

Por la salud de vuestras plantas, debo hacer una llamada a la moderación. Alimentadlas sólo para satisfacer vuestra ilusión por mostrar los prodigios de la naturaleza a un selecto grupo de amigos.

Plagas y otras amenazas

La naturaleza también tiene sus contradicciones y paradojas, en nuestro caso algunos bichos indeseables pueden fastidiar bastante a estas plantas.

Delante de los amigos, hablaremos sólo de los bichos que come la planta, nunca del caso inverso. Podría restarles admiración por este prodigio de la Naturaleza.

Hay bichos que se las comen, especialmente cuando las plantas son jóvenes. Algún caracol o babosa puede causar estragos.

Cuando las mismas plantas sean adultas, los citados bichos pagarán cara su osadía y caerán victimas de sus apetitos insaciables y de su irrefrenable instinto.

Otros se alimentan de la sabia. El pulgón puede causar malformaciones en las dioneas sin llegar a ser más que una amenaza estética.

En general, una buena lluvia barre a los pulgones. No hace falta utilizar insecticidas, dejad que un generoso chaparrón acabe con ellos.

Con mucho, la principal plaga es la mano del propietario. En este apartado incluiré las principales causas de muerte:

- ¡Qué memoria la mía! Se me olvido regar la planta.

El ritmo de la vida moderna y las ausencias por vacaciones son la primera causa de mortalidad en este colectivo de las plantas carnívoras. El descuido en el riego es fatal. En este caso no se puede decir que la planta se ha muerto, ha sido asesinada.

- Esta planta tiene mala cara, le haré la eutanasia para que no sufra.

El inicio del letargo suele interpretarse a menudo como el adiós a la vida de nuestra plantita, un falso canto del cisne.

En el caso de las plantas nacidas esa temporada, este letargo se puede iniciar en pleno verano. Sumiendo en la confusión al principiante, que hasta la fecha tenía la certeza de actuar correctamente.


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